Desde que el compositor Henry Hadley dirigió sus primeros conciertos en 1911, la Orquesta Sinfónica de San Francisco se ha convertido en una maquinaria musical cada vez más precisa, así como en uno de los foros importantes de Estados Unidos para la experimentación orquestal. Josef Krips canalizó su devoción al repertorio alemán y austríaco durante su paso como director musical entre 1963 y 1970, alistando el camino para el más extravagante Seiji Ozawa, que enfatizó el componente visual con producciones escénicas y ballets modernos. Edo de Waart llegó en 1977 y dirigió los primeros recitales en el Louise M. Davies Symphony Hall, donde la Sinfónica reside desde 1980. Michael Tilson Thomas, uno de los primeros directores abiertamente gays de una orquesta famosa, la transformó en instrumento de innovación desde su llegada en 1995. Su serie Pioneros estadounidenses atrajo a un público más joven y la colaboración de 1999 con Metallica llamada S&M vendió más de cinco millones de discos. El apoyo a compositores norteamericanos como John Adams continuó en 2020 con Esa-Pekka Salonen, quien reclutó a artistas vanguardistas como Nico Muhly y Esperanza Spalding para sumarse a las actividades de la orquesta.