Durante el largo paréntesis que siguió a la publicación de Transference en 2010, los miembros de Spoon recargaron las baterías con proyectos paralelos, sesiones de estudio e incursiones en la producción. Todo queda reflejado en su brillante noveno álbum. Tras un arranque con el remolino guitarrero y la distorsión crepitante de “Rent I Pay”, They Want My Soul se revela como la colección más musicalmente intrépida que la banda ha grabado hasta la fecha. Los infalibles Joe Chiccarelli, productor de My Morning Jacket, y el colaborador de Flaming Lips Dave Fridmann añaden pegada al sinuoso power pop marca de la casa. Una canción tan tersa como “Inside Out” mantiene la sobriedad instrumental y las melodías insistentes de Britt Daniel, pero los vívidos detalles de la producción (pinceladas distantes de sintetizadores analógicos por aquí, un arpa de celestial dulzura por allá) adquieren una profundidad que los distingue del minimalismo de discos anteriores. Los mejores momentos (la frágil guitarra acústica de “Knock Knock Knock”, interrumpida por una brutal ráfaga de distorsión sólo calmada por los “oohs” de los coros, o el bajo palpitante y las maracas de “Outlier”) acompañan las sofisticadas canciones de la banda con una producción panorámica que les sienta como anillo al dedo. La versión inesperada del álbum llega cerca del final con una lectura de la desoladora “I Just Don’t Understand” de Ann Margaret.